Podríamos definirlo como un sentimiento interior de malestar. La persona que la padece no se encuentra bien ni física, ni mental ni emocionalmente. Vive en un estado continuo de inquietud, tensión, cansancio, etc.
Hay incapacidad para relajarse, problemas de concentración. Con bastante frecuencia se altera el ritmo del sueño. En ocasiones aparecen miedos y fobias.
Hay diversos factores que influyen en la aparición de la ansiedad, como ciertas enfermedades físicas, situaciones estresantes, preocupaciones continuas, problemas laborales o familiares, exceso de responsabilidades, en general emociones negativas mantenidas durante mucho tiempo.
Generalmente aparecen manifestaciones físicas como dolores de cabeza, cuello, espalda, tensiones musculares, palpitaciones, dificultades para respirar, sudoración, presión en el pecho, molestias gastrointestinales, etc.
Todo esto altera incluso el carácter de la persona, lo que acaba afectado tanto a su vida personal como a su entorno familiar y laboral, con los problemas que esto conlleva.
Mantener en el tiempo una situación de ansiedad es totalmente perjudicial.
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